La historia comienza en el verano de 1947, cuando aparece un enigmático personaje, Pepe el Portugués, que acaba de instalarse en un molino apartado del pueblo. Pronto surge la amistad entre Nino y Pepe el Portugués, convirtiéndose éste en el modelo de comportamiento de Nino, descubriendo la verdad de lo que ocurre en Fuensanta de Martos y el amor por la lectura.
Esta amistad se puede decir que es la columna vertebral de esta novela, pero Almudena Grandes crea numerosos relatos paralelos, con un sin fin de personajes secundarios, que hacen que la lectura te atrape rápidamente y te tengan en vilo hasta el final, por lo menos es lo que me ha ocurrido a mí.
La visión de Nino hace de El lector de Julio Verne una novela cargada de ternura, aunque por poner un pero a la novela, a veces Nino aparece como un niño demasiado maduro para su edad.
De todo el elenco de personajes que nos presenta Almudena Grandes, yo me quedo con la madre de Nino, Mercedes, personaje secundario pero cargado de fuerza y emotividad, que no se corta ni un pelo en quejarse a su marido de su situación:
"no se puede vivir así , Antonino, así no se puede vivir, porque mañana es fiesta, pero pasado habrá que ir a la compra y me tocará hacer cola con las mujeres, con las madres, con las hermanas de esos a los que acabáis de romper todos los huesos y no tendré valor para mirarlos a la cara ¿me oyes?..."
Ni tampoco en cantarle las cuarenta al superior de su marido:
"Porque es usted un cobarde, por eso no puede salir, porque no se atreve, porque sabe que ahí fuera, solo, no iba a durar ni cinco minutos ... Porque si saliera de noche y sin escolta, cualquier vecino le mataría por la espalda, que es lo que se merece..."
Pero que en los momentos difíciles estará al lado de su marido y de sus hijos. Vamos que me ha encantado el personaje. Pero como he dicho anteriormente, hay una multitud de personajes con los que te puedes quedar.
Para acabar sólo decir que me ha gustado esta novela de Almudena Grades. En comparación con la de Inés y la alegría, me parece una novela mucho más redonda y mejor estructurada que esta última, no tiene esos saltos en el tiempo y no tienen tanto peso esas partes de ensayo que tenía Inés y la alegría con la historia del PCE, que podía hacer que el lector se dispersase un poco en la lectura.
Un saludo.
