Todo comienza cuando el nivel del lago Kleifarvatn ha bajado lentamente después de un terremoto. Este hecho tan extraño, hará que
aparezca un esqueleto con un golpe en la cabeza y atado a un viejo aparato de
radio de la extinta Unión Soviética.
Un caso ideal para Erlendur Sveinsson, apenas hay pistas,
salvo el aparato de radio y posiblemente nos encontremos ante un crimen del que
han pasado muchos años.
La investigación nos llevará a los años en los que la Guerra Fría estaba en pleno
apogeo, años en los que jóvenes socialistas de todo el mundo se trasladaban a
la antigua RDA para estudiar en la Universidad de Leipzig, aspecto que el autor
aprovechará para hacer una crítica muy dura contra el comunismo, algo que se le
podría reprochar al autor, no porque le falte razón, sino porque el capitalismo
sale de rositas.
Con la investigación de Erlendur y sus compañeros, iremos
dando saltos en el tiempo, alternando la Islandia actual, donde se desarrolla la
investigación del caso, con los años
de la Guerra Fría ,
adentrándonos en una historia de espías.
Muchos se pueden preguntar el papel de Islandia en la Guerra Fría , pero tiene toda su
lógica. Este país tenía una base de los EE.UU. en aquellos convulsos años, dada
su situación estratégica, que provocaba la actuación de espías de ambos bandos.
Esta forma de llevar la novela de manera paralela, con dos
historias separadas en el tiempo por muchos años, es algo habitual en
Indridason como podemos comprobar en La mujer de verde, algo que el autor hace
de manera magistral, bajo mi punto de vista.
En definitiva una novela que hará las delicias de los
amantes de la novela negra y a la que se le puede criticar cierta carga ideológica
que se podría haber ahorrado el autor.
Un saludo
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