Tenía ganas de leer un libro de Indridason y la verdad, no me ha dejado indiferente y eso, cuando lees en un libro, es importante.
El inspector Erlendur Sveinsson, aficionado a las desapariciones antiguas, y sus ayudantes Elínborg y Sigurur Oli, tendrán que averiguar a quién o quiénes corresponden unos huesos que llevan enterrados en una colina alrededor de 60 años, con la dificultad que supone realizar una investigación de tantos años atrás, con testigos muertos o muy envejecidos, cambios en el terreno, además de la dificultad para encontrar documentación de la época. Pero Erlendur, a pesar de las complicaciones, no va a dejar pasar este caso.
Me encanta como lleva el relato con continuos flash-back hacia la época en la que se producen los hechos por los que comienza la investigación.
Erlendur es el típico detective con un hecho del pasado que le marcará, si a esto le unimos que está divorciado, su ex mujer le odia y con sus dos hijos apenas tiene contacto y cuando lo tiene no es precisamente para ir a cenar, hace de Erlendur un personaje duro y atormentado pero tenaz investigador, que no se diferencia mucho de otros detectives que hay en la novela negra.
El caso es entretenido y te atrapa, pero en mi opinión es una excusa que Indridason utiliza para hacer una denuncia dura y descarnada del maltrato. El autor la lleva a cabo sin tapujos, describe de tal manera el maltrato físico y psicológico que te hace aflorar todos los sentimientos de repulsa y odio, y os puedo asegurar que no exagero.
Lo dicho al principio, no te dejará indiferente.
Pues pinta muy muy bien =)
ResponderEliminarSólo lo conocía de pasada, lo he tenido en la mano alguna vez, pero poco más.
Gracias por la reseña.
Besotess