La tienda de los suicidas es ¿una fábula sobre la muerte o sobre la felicidad? (todavía después de haber terminado el libro me lo pregunto).
La familia Tuvache regenta una tienda dedicada al suicidio, dónde todo es tristeza, melancolía, muerte; y ellos quieren que las cosas continúen tal cual. Pero su tercer hijo, Alan, será motivo de desdicha. Alán es, literalmente, la “alegría de la huerta”, es feliz, bienintencionado y optimista, lo que provocará en la familia más de un quebradero de cabeza.
Para que veamos hasta que punto la desdicha es una fiel disciplina en esta familia, solamente hay que detenerse en los nombres de cada uno de los vástagos. Vincent, Marilyn y Alan. Cada uno de ellos en un honor de un famoso suicida (Monroe, Van Gogh y Turing (curiosa la teoría de la manzana y el logotipo de Apple, ¿será verdad?))
Pero la felicidad “casi milagrosa” de Alán se irá contagiando al resto de la familia. Las sogas, los venenos, las manzanas mortales serán sustituidas por artículos de risa, reuniones para mejorar el mundo, Death Kiss que no matan y esto llevará al Señor Tavuche a un profunda depresión y a un final de lo más inesperado.
La novela tiene un humor negro divertido, pero es cierto que a partir de la mitad del libro la cosa se desinfla para acabar con un final que te dejará totalmente descolocado (Si alguien tiene una teoría sobre el final, por favor, que me la cuente). Se lee perfectamente en un día ocioso.
Os dejo un minúsculo extracto para que podáis ver el tono del libro.
Alán esta de espaldas, mirando a la pared. Está castigado. Cuando le han preguntado en el colegio qué eran los suicidas, ha respondido: “Los habitantes de Suiza.” Lucrèce Tuvache, madre de Alan
Pd: De momento, de todos los libros que me he leído sobre el suicido (tratado desde un punto de vista humorístico, desde luego) me sigo quedando con En picado, de Nick Hornby.
Me lo apunto, no lo conocía y es un tema interesante =)
ResponderEliminarBesotes
Pues yo éste intenté leerlo en su día porque me pareció curiosa la idea de hacer negocio con la muerte como la cosa más natural del mundo, variedades de venenos, de sogas...como si realmente estuvieras en una tienda en la que se vendiera cualquier otra cosa, pero yo no tuve que llegar a la mitad de la novela, a las pocas páginas se me volvió demasiado repetitivo, toda la lucha del pobre e incomprendido Alan empezó a resultarme aburrida.
ResponderEliminarY sí, yo también prefiero En picado, aunque muestra otra visión, quizá un poco más seria, respecto de éste, sobre el "drama" del suicidio.
Un saludo, Lola.