Éste es el libro que elegí para leer en esta Semana Santa, quería un libro ligerito sin mucha complicación, lo justo para los ratos libres que pueden quedar en cuatro días de vacaciones. No sé quién tuvo más suerte de los dos porque llevaba meses olvidado en la estantería, pero la verdad es que he de reconocer que, a pesar del reparo inicial que producía en mí un autor desconocido, me ha sorprendido bastante con un lenguaje rápido y directo y una historia original, divertida y también grotesca.
Falsas identidades cuenta la historia de Alec, un joven apasionado de la decoración de interiores pero al mismo tiempo incomprendido, tanto por su familia, que prefiere para él la seguridad de un trabajo estable, como por su entorno, futuros clientes que tienen otra idea de lo que es un decorador. Así se ve obligado a dar vida a una personaje que nada tiene que ver con él mismo, más que nada porque dicho personaje es gay. En realidad es él mismo quien nos narra pequeños fragmentos de su vida después de pasados unos años de los acontecimientos, las anécdotas necesarias para comprender su realidad, con final incluido, de ahí los cambios de persona cuando habla de Sue, al principio es un poco desconcertante pero luego todo encaja.
Todo marcha sobre ruedas mientras es capaz de pasar de las relaciones amorosas serias, que no de las carnales, y de hecho, consigue crearse una buena reputación en un negocio que le va bastante bien. Los problemas comienzan cuando se cruza en su camino una joven hindú, de piel oscura, pelo oscuro y ojos oscuros, vital y agradable que despierta en él ciertos sentimientos. Más problemático aún se volverá todo cuando decide que no piensa renunciar a aquello por lo que ha luchado y trabajado durante años, menos por una chica de la que está dudosamente enamorado, esto es una apreciación personal porque si lo estuviera qué problema habría en continuar con la relación que comienzan. La cosa no termina ahí, sería demasiado fácil, pues Sumintra también tiene sus propios secretos, además de unos padres fieles a las tradiciones hindúes en lo que a matrimonio se refiere. Quizá ella tampoco tenga el valor suficiente para luchar o quizá sí. Porque a fin de cuentas, creo que todo esto es más una cuestión de valentía y arrojo para hacer frente a las opiniones contrarias del resto del mundo. Claro que en la vida no todo es blanco o negro, y cuando se trata de renunciar, queremos tenerlo todo.
Me parece una lectura recomendable en la que Neil Bissoondath da cuenta de lo egoístas que podemos llegar a ser y de lo que somos capaces de hacer a favor de nuestras metas en la vida, es sólo cuestión de límites personales o escrúpulos, si lo preferís. Me han gustado especialmente las relaciones que se establecen en ambas familias, amores entrañables aunque entendidos y demostrados de distintas maneras, quizá por pertenecer a culturas diferentes, y a veces, no correspondidos por parte de los hijos. Una delicia.
Espero que os guste, Patri.
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