Aquí va una reseña sobre dos libros que recogen buena parte de las enseñanzas, las experiencias y el credo de Carlos González, un pediatra cuyos libros se han convertido en superventas y referencia obligada para padres preocupados por lograr un mejor entendimiento del cuidado de los más pequeños.
Bajo este título, Comer, amar, mamar, se recopilan tres libros anteriores del autor:
- Mi niño no me come, una perspectiva desmitificadora de la alimentación infantil y la interpretación del comportamiento del niño cuando se enfrenta a las exigentes propuestas culinarias; se ofrecen pistas de cómo afrontar sus caprichos gastronómicos.
- Bésame mucho: como criar a tus hijos con amor, para mí, el ideario de Carlos González, el origen de sus fundamentos y sus razonamientos, por qué apoya la crianza natural y toma como referente estratégico la directriz emocional del amor. Interpreta la conducta de los pequeños, por qué quieren brazos, lloran, les gusta dormir con sus padres,...., apuesta por el colecho y la lactancia materna.
- Un regalo para toda la vida, guía de la lactancia materna. Con este libro demuestra ser una eminencia en la materia y uno de sus más ardientes valedores. Obligada consulta para las madres que den de mamar a sus bebés.
Con este libro se recoge toda la esencia de la obra de Carlos González. Una completa guía de la crianza natural de los más pequeños.
A veces nos podrá parecer repetitivo, constantemente recurre a los ejes básicos de su pensamiento, que justifican los consejos y las pautas ofrecidos por él, aunque ese pero se solventa felizmente con una exposición en todo momento amena y divertida, con un humor que resta gravedad a la enjundia de los temas tratados y al propio discurso del autor.
Entre tu pediatra y tú: todo lo que necesitas saber para criar a tu hijo. Este libro está compuesto por una selección de cartas de padres y las correspondientes respuestas de González, publicadas en la revista Ser Padres. Un libro más cercano a las inquietudes prácticas de los padres, ya que éstos pueden sintonizar con alguno de los ejemplos del variado muestrario de preocupaciones de otros partenaires. El autor intenta dar soluciones y claves concretas, siempre acordes con sus postulados.
Así resulta, un nuevo compendio de su obra presentado de un modo más práctico y directo.
Las consultas-respuestas se clasifican por: educación y hábitos, la maternidad y la familia, nutrición y desarrollo, la lactancia, la salud de la madre y el hijo.
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Más que una reseña formal de estos dos libros, me interesaba destacar su particular visión sobre la crianza de los pequeños, una materia de la que muchos opinan u ofrecen sus experiencias hasta la extrema enajenación.
Esta visión, parte de la comprensión de las necesidades naturales del bebé, de sus instintos, de aquellos elementos inherentes a nuestra especie adquiridos a lo largo de generaciones y que parecen estar reñidos con nuestra "moderna sociedad" y nuestras "exigentes" vidas.
Para ello nos vemos en la necesidad de intentar seguir unas normas estrictas y universales sobre alimentación, crianza y educación de los hijos que a menudo provocan enormes sufrimientos a los pequeños y a los propios padres.
Otras escuelas, otros profesionales, desarrollan e imparten estos rígidos derroteros.
Carlos González construye su pensamiento apelando a los instintos naturales, el sentido común, sus consejos van en favor de esos instintos básicos marcados por la naturaleza. Un idealismo que choca con la acuciante y cruda realidad, pero que hay que reivindicar y defender.
En mi caso, reconozco que mi precaria visión del tema se resumía en unas cuantas directrices espartanas (¡qué obtuso!): marcar desde el principio las pautas de sus hábitos sin permitir que esos mocosos tiranos y caprichosos se salgan con la suya.
La verdad que una vez que tienes a los bebés en brazos esas ideas se disipan, surgen las dudas, quieres lo mejor para ellos y sobre todo no verlos sufrir, ¡ya les regalará la vida otros berrinches!.
Estos libros ofrecen un apoyo (y un consuelo) a los padres (la madre sobre todo), cuidadores y profesionales determinados a apoyar una crianza natural, respetuosa y de plena satisfacción para los pequeños. El peso recae en los padres, pero es temporal, único e irrepetible y, por ello, no hay que desaprovecharlo si se tiene fe en su correcta elección. El corazón elige y González nos da las razones.
Los libros están impregnados de un idealismo reñido con nuestra sociedad y con otros especialistas, hay que reemprender buena parte del camino desandado y copiar de los modelos de apoyo a la lactancia de otros países vecinos. En España supondría más ayudas y un mayor apoyo institucional a las madres comprometidas en el cuidado de sus bebés. Difícil, en un país donde las retoñas conquistas sociales están en retroceso, acuciadas por la actual crisis.
También destilan un claro antagonismo entre especialistas, donde no hay lugar para las medias tintas; se presenta una radical lucha de contenidos y de consejos.
Carlos González, por momentos, muestra su irreverencia y subversión frente a todos esos obstáculos, sociedad y compañeros, está en juego el bienestar y una mejor calidad de vida de los más pequeños. Esta lucha siempre la plantea desde un perspicaz sentido del humor.
Luego, la realidad, la particularidad de los casos y las posibilidades ponen a cada uno en su sitio, pero el simple hecho de sentir afinidad con la visión y las ideas de este pediatra, supone un positivo respaldo familiar durante los dubitativos primeros años y, por qué no, una conquista social. Libros que buscan cimentar un mundo mejor desde los inicios: el cuidado y la atención de los más pequeños.
Regalo ideal para futuros padres, ¡qué arda la polvora!.
Yo con mi primer hijo leí de todo, a González, a Estivill, doctora LLové, es decir todo lo que caía en mis manos (sobre todo lo relacionado con el sueño, pero al final leía de todo), y cansado de tanto método pregunté directamente a la pediatra ¿González o Estivill? y la respuesta fue muy clara: "lo ideal, el punto intermedio entre los dos".
ResponderEliminarDesde entonces decidí no leer nada relacionado con estos asuntos y que todo siga su cauce natural o cómo se quiera llamar y seguir las pautas que marque la pediatra, ni más ni menos.
Desde entonces he pensado que tanto Estivill como González, se llevan fenomenal, son colegas y que se están haciendo de oro a costa de unos padres repletos de dudas.
Eso si reconozco que ni seguí, ni sigo los métodos que defiende Estivill, aunque conozco gente que lo ha hecho y están muy contentos.
No he podido evitar parcipar en este blog y por esta reseña en concreto.
ResponderEliminarYo he practicado los métodos de Carlos González y estoy totalmentea favor de esta forma de criar a los hijos.
Yo primero por recomendaciones de amigas leí a Estivill y tengo que reconocerlo, no tengo fuerzas para llevar a cabo lo que él dice. Y si su método para dormir es duro, bajo mi punto de vista, me parece mucho peor el de comer, no voy a meterme aquí a describirlo, pero es que al final el niño o come o se muere de hambre.
Nada más que añadir, y por cierto me encanta el blog, seré una fiel seguidora y quién sabe si me animaré a hacer alguna reseña, aunque me da un poco de respeto.
Mi hermano mayor siempre ha sido de Estivill, en lo que se refiere al sueño (de las torturas que hablas de las comidas, Greta, no lo conozco) y la verdad es que si la primera semana fue un poco dura, a la segunda el niño dormia solo en su cuna y era un bendito.
ResponderEliminarYo no defiendo ni a uno ni a otro (entre otras cosas, porque no soy madre) pero he de decir que Estivill hizo maravillas con el sueño de mis sobrinos. Yo creo que depende mucho del niño, de los padres y en último lugar del método que se siga de Estivill o González. Yo estoy con Entorviscao, yo creo que son amigos, se van juntos de cañas y se estan forrando, jeje.
Por cierto, Greta, bienvenida y espero que no te de nada de reparo participar, todas las reseñas son aceptadas de muy buen grado.
¿Por qué el sueño de los bebés tiene que ser como el de los adultos? Por conveniencia de éstos, y así, con muchos más aspectos; pero esos hábitos se adquieren poco a poco, desde el respeto a los pequeños y la confianza que van adquiriendo con el tiempo. Muchos deberían tener hijos a la carta, que nazcan con las costumbres de los padres, cuánto sufrimiento se ahorrarían los pequeños.
ResponderEliminarEntre el que propugna el método de disuasión a partir del disgusto, y más cuando el débil se debe plegar a los deseos del fuerte (siempre ha sido un mal que ha acompañado al hombre), o el que pide guiarse por el amor....me parece difícil coincidir entorno a unas cervezas por muy civilizados que sean sus discursos.
Con aportaciones como las de González, en su campo, se construyen sociedades más sanas.
Siento discrepar con torrommel. Creo que cualquier padre o madre cría a sus hijos desde el amor y el cariño, utilice el método que utlice. Reconozco que yo no tuve fuerzas o valentía de emplear el método que defiende Estivill (en lo relativo al sueño), pero no porque lo considere negativo para el bebé, sino porque no podría aguantar ver a un bebé llorar y dejarle hasta que se durmiese. Pero repito todos los padres hagan lo que hagan lo hacen desde el cariño y pensando que es lo mejor para el bebé. Saludos.
ResponderEliminarGreta, no sientas discrepar.
ResponderEliminarPongo un ejemplo. Dos naciones desean la paz, una opta por el desarme absoluto, la otra se arma hasta los dientes, las dos tienen el mismo objetivo, pero sus principios y caminos son distintos.
Todos los padres (la mayoría) quieren a sus hijos y toman sus decisiones por amor, o eso creen, pero los métodos o líneas que eligen pueden estar algo reñidos con esos objetivos iniciales.
Así lo veo, y me parece que detrás de esas elecciones hay filosofías y discursos de mayor calado.
Sinceramente yo no creo que haya filosofías de mayor calado en desear unas horas más de sueño cada noche o en que tu hijo se adapte más o menos a tu ritmo. No creo que sean hijos a la carta, creo que hay términos medios, y que cada niño es un mundo No creo que los niños deban dormir en las horas que mejor convengan a los adultos, ni que los débiles (bebés) se replieguen a los fuertes. Simplemente creo que son niños, que han vivido 9 meses en el interior de la madre y que hay que acostumbrarse, el bebé a ti y tú al bebé. No creo que haya ninguno método tiránico en esto.
ResponderEliminarSé de una que sólo se dormía si le daban vueltas en el coche de su padre por el pueblo. Otro que sólo dormía en brazos o si tenía la mano de su madre dentro de la cuna.... Los niños saben latín.
y desde cuando es malo que un niño se duerma cantándole o en brazos o con la manita de la mama dentro d la cuna? no tenemos ya tiempo ni para eso? en fin...
Eliminar¡Ay, MeiMei! Creo que antes pensaba (o quizás no) algo parecido, hasta que vislumbré algo de luz.
ResponderEliminarSi cuando se habla de la “puericultura fascista” o la “pedagogía negra” como métodos de adoctrinamiento político, cuyos fundamentos filosóficos se oponen a las conductas de afecto entre madre e hijo, con el fin de lograr la sumisión absoluta del niño para así obtener posteriormente su sumisión adulta. O cuando existen algunos elementos del conductismo aplicados en la crianza de los pequeños con el objeto de retrasar la satisfacción de sus deseos (recordemos que hablamos de bebés). O que nuestra sociedad tiene un largo recorrido por ampliar, ayudar y proteger el período de lactancia….., pues que quieres que te diga MeiMei, quizás las filosofías de mayor calado las encuentres en la obsesión expansionista de la emperatriz Lassen (:-p)
“Cada niño es un mundo”, pero hay cada padre que habría que darle de comer a parte. Pensamientos tan inocentes como “los niños saben latín” justifican sufrimiento y frustración, en definitiva, no ayudan a una crianza natural.
totalmente de acuerdo contigo
EliminarEn cualquier caso, puede que en unos años me coma mis palabras y sea una madre pro-consentir, pero a día de hoy creo que la maternidad es una relación y por lo tanto nadie debe ser sometido, ni aplicar elementos conductistas radicales y crueles. Creo que es una relación de afecto y atención y comprensión. Mi hijo no me va a querer menos, porque le enseñe a dormir solo dejándole en la cuna. Creo que eso es irrefutable. ¿O alguien se acuerda del método que utlizaron sus padres para hacerle dormir?
ResponderEliminarAdemás la emperatriz Lassen (ser etereo que aún no ha aparecido en la segunda novela) tiene filosofías de calado (bastante cruel, por cierto), pero encontrará adversarios que se lo pondrán dificil. Es como la crianza de los niños, nunca se pondrán de acuerdo!
No recordamos muchas cosas de nuestra infancia porque se quedan en el subconsciente, porque es como si guardásemos o escondiésemos las partes negativas, que no las recordemos no significa que no las haya o que no lo hayamos pasado mal. Mi madre me dormia en brazos y cantándome, incluso cuando era algo mas mayor (2 años) se ponía a un ladito de mi cama y yo me dormia plácidamente y luego ella se iba, lo hacia porque no le costaba mucho dedicarme esos minutos para que me durmiese
EliminarLorea, entiendo lo que dices pero una cosa es hacer lo que uno hace por gusto y otra por obligación, seguro que a tu madre le encantaba pasar esos minutos contigo porque pueden llegar a ser momentos muy cercanos entre un padre-madre y su hijo, pero el problema está cuando no hay otra manera de que el niño se duerma si no es accediendo a esos hábitos. Yo no me dormía si no era de la mano de mi madre y no creo que para ella eso resultase cómodo.
EliminarY ya aprovecho para comentar las palabras de Estivill y que torromel nos aporta en su comentario. No creo que la crisis salve a nuestros niños, es más, creo que Estivill debería ver la tele más a menudo. No creo que sea necesaria una crisis para acabar con los caprichos de un niño, creo que bastaría con que los padres dijeran más a menudo la palabra no, y con eso no digo que sea fácil pero ahí está la "magia" de educar a un hijo.
Contraponer "gusto" a "obligación", no creo que por ahí vayan los tiros en este tema.
EliminarBueno en el tema de la lactancia, del que González es defensor a ultranza, si que cada día gana más enteros por lo menos para mí. Añado a todo lo que definede él, este artículo El mundo, interesante para el que esté interesado en estos temas.
ResponderEliminarhttp://www.elmundo.es/elmundosalud/2011/05/09/mujer/1304962417.html
El contrapunto.
ResponderEliminarEl 4 de octubre, en la contraportada de El País, Eduard Estivill habla, entre otras cosas, de su nuevo libro “Pediatría con sentido común” escrito junto al doctor Gonzalo Pin.
Estivill nos deja estas perlas: “La crisis salvará a los niños, seguramente los enseñará a sufrir, estarán educados en la frustración. El éxito es algo totalmente puntual, hemos de tender a buscarlo, pero el camino al éxito está lleno de frustraciones. Hasta ahora los niños lo tenían todo”.
La verdad que estas palabras tienen miga y se sitúan en el polo opuesto a las de González.
Mejor dejar el “sentido común” a una sabia elección de los padres.