martes, 30 de abril de 2013

Nacidos para correr. Christopher McDougall

Una pregunta tan sencilla como es ¿Por qué me duele el pie?, llevó a Christopher McDougall a conocer a una tribu casi mítica, los tarahumaras, o lo que es lo mismo los rarámuri “gente que corre”, y a su misterioso discípulo Caballo Blanco.
Los tarahumaras viven en un inhóspito lugar de México llamado Las Barrancas del Cobre, localizado en la Sierra Madre Occidental, refugio de bandidos a lo largo de la historia, incluso Pancho Villa vio en este lugar un sitio idóneo para esconderse, y ahora es el elegido por los narcos para sus plantaciones.
Lo tarahumaras conservan muchas de sus tradiciones ancestrales, incluso su forma de vivir no ha cambiado mucho de cómo lo hacían antiguamente, pero si destacan por algo es por ser una tribu de superatletas.

Mcdougall nos relata cómo esta tribu pasó del anonimato total a formar parte de la leyenda de los ultramaratones. Todo empezó cuando un buscavidas vio un filón con estos corredores para hacer dinero. Rick Fisher se propuso hacer un equipo de atletismo de tarahumaras y llevarlos a las carreras más duras del mundo.
La tarea no iba a ser fácil, los tarahumaras nunca habían salido de Las Barrancas y fundamentalmente era muy difícil contactar con ellos. Pero lo consiguió. Correrían a cambio de comida para toda su tribu y lo harían en la prestigiosa Leadville Trail 100 miles run (unos 160 kilómetros).
No acostumbrados a las competiciones, su primera experiencia en 1992 fue un fracaso total, pero Fisher no se desanimó y en 1993 acudió con otro equipo. Corriendo con sus blusas y sus huaraches, sandalias con suela de neumático usado, fueron capaces de imponerse a los mejores ultramaratonianos de América.Victoriano, a sus 55 años ganó la carrera, seguido de Cirrildo y Manuel que llegó en quinta posición. Las Barrancas tuvieron un año de comida para todos y fue el comienzo del mito de los tarahumaras.

Victoriano y Cirrildo llegando al km 60 de la Leadville Trail run 1.993.

Pero fue la edición de 1994 la que pasaría a la historia. ¿Podría algún ultramaratoniano americano ganar a estos superatletas? Al reto vendrían los mejores atletas del mundo, entre ellos Ann Trason.
Tras una carrera de ensueño, Juan se impuso a Ann Trason con un tiempo de 17:30, veinticinco minutos menos que el año anterior, Ann llegó segunda  y Martimano tercero, seguido de Manuel Luna. El resto de tarahumaras hicieron quinto, séptimo, décimo y undécimo puesto. Es decir siete tarahumaras entre los once primeros.
Ann, resignada ante la derrota dijo a los medios de comunicación “A veces, hace falta una mujer para sacar lo mejor de un hombre”.
 Se formó un gran revuelo en la meta, lo medios de comunicación no salían de su asombro ante la carrera que habían visto. Fisher sólo pensaba en sacar el máximo dinero posible peleándose con patrocinadores y organizadores. Ante este panorama los tarahumaras igual que vinieron se fueron, en silencio y llevándose su secreto con ellos, nunca más regresarían a Leadville.
Un hombre los siguió y pronto sería conocido como Caballo Blanco, el vagabundo solitario de las Sierras Altas. Diez años después, se cumpliría uno de los sueños de Caballo Blanco y un puñado de los mejores ultramaratonianos americanos, entre ellos Scott Jurek, uno de los mejores del mundo, podrían competir en una carrera clandestina en el terreno de los tarahumaras y conocer sus secretos.

Scott Jurek y Arnulfo Quimare realizando un entranamiento en Las Barrancas

¿Cuál es el secreto de los tarahumaras? ¿Podría ser yo cómo los tarahumaras? ¿Después de leer este libro no me lesionaré nunca?
Estas son algunas de las preguntas que surgen con la lectura de este libro y que McDougall intentará dar respuesta ofreciéndonos numerosos estudios científicos sobre el deporte del atletismo, mostrándo cuál puede ser la mejor forma de correr, criticando duramente el circo en que se están convirtiendo las carreras, o atacando a la industria de las zapatillas.
Tal vez algunos encuentren en este libro las respuestas. Otros posiblemente no estén de acuerdo con las conclusiones que McDougall saca. Lo que sí puedo decir es que los aficionados a la práctica de este deporte van a disfrutar con la lectura. Incluso a quién no le apasione el mundo de las carreras puede que disfruten con este libro ya que por un lado tenemos el interesante “mundo tarahumara”, desconocido posiblemente por muchos, y, por otro lado, está esa defensa por disfrutar de lo que uno hace, olvidándose de lo material y superfluo. Una filosofía que tanto vale para el mundo de las carreras como para la vida misma.
Y recuerda, todo puede empezar con una simple pregunta ¿Por qué me duele el pie?


1 comentario:

  1. Habrá que tenerlo en cuenta después de leer la reseña, y más si uno es corredor.

    ResponderEliminar

linkwithin

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...