martes, 25 de junio de 2013

Mátalos suavemente. George V. Higgins

Mátalos suavemente es el fiel reflejo del Boston más sórdido de los años 70 donde el crimen, el contrabando, las apuestas ilegales y la prostitución están a la orden del día. En los bajos fondos, todos se conocen, alguna vez han compartido trabajo o prisión, todos hablan con todos, desconfían de todos pues más el mínimo paso en falso puede ser fatal. La realidad es que tu supervivencia depende de lo que hagas o de lo que no hagas. O de lo que piensen o digan que has hecho o no has hecho. O de lo que se supone que deberías haber hecho o no. La imagen es esencial pues los negocios dependen de lo que los demás piensen de uno. Todo puede pasar cuando se trabaja del lado de la ilegalidad.

En esta novela todos son buenos tipos, hombres legales que no traicionarían a sus amigos, que nunca abrirían la boca por muchos años que les cayeran de condena, pero cuando se trata de salvar el culo...Frakie, Russell y Johnny Amato acaban de salir de la cárcel. Amato tiene en mente un trabajo que sólo puede salir bien y los otros dos necesitan el dinero. Amato no se mancharía las manos, ahora tiene mucho que perder, no quiere que le vuelvan a pillar, así que serán Frankie y Russel los que asalten la timba ilegal de un tipo llamado Trattman. El plan es perfecto pues la mafia que controla el negocio pensará que el propio Trattman estará detrás del robo como ya lo estuvo en otra ocasión y ellos estarán libres de sospecha y con suficiente dinero en el bolsillo como para ir tirando. Pero la mafia no es tonta y para estar seguros tienen que encontrar a alguien que conozca a ciertas personas y haga ciertas preguntas. Alguien capaz de pasar desapercibido y a la vez sea eficaz. Alguien como Jackie Cogan.

La novela está construida a partir de diálogos que hacen la lectura más dinámica pero, en ocasiones, incluyen discursos demasiado largos para mi gusto. Algunas partes resultan hasta caóticas aunque, en cierto modo, ese es un rasgo con el que el relato adquiere realismo. De hecho, es muy fácil hacerse una idea de este mundillo a partir de las aportaciones de sus protagonistas. Pero también hay conversaciones que parecen pilladas a medias o llenas de expresiones que suelen usarse cuando no se puede hablar de lo que se está hablando, y hacen referencia a personas o actos desconocidos para el lector, y no sé a vosotros pero a mí, eso de no saber sobre qué estoy leyendo me pone de los nervios pues al final termina pareciendo una lectura carente de sentido. O eso o acabas creyendo que eres demasiado inocente en lo que a temas turbios se refiere. La verdad es que es una historia bastante entretenida pero no tan cruda y directa como promete. Creo que, en este aspecto, nadie es capaz de superar a Don Winslow, él si que sabe poner los pelos de punta.

Por cierto, el año pasado estrenaron su adaptación cinematográfica con Brad Pitt a la cabeza del reparto e interpretando al propio Cogan. En esta película también aparece James Gandolfini en uno de sus últimos trabajos. Me apetece mucho verla. Al leer la novela me recordaba todo mucho a Snatch: cerdos y diamantes, pero no sé si esa sensación se reflejará en esta película. Os dejo el trailer.



Patricia.

1 comentario:

  1. La peli me encantó, así que ando en busca de la novela =)

    Besotes

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