Cuando cayó en mis manos este libro lo primero que me atrajo fue el título. Después leo la sinopsis: ..."cuenta una historia de madres e hijas que va desde los años 40 hasta el presente; tres generaciones de mujeres ligadas por el deseo, la culpa, la crueldad, la ambivalencia de sus afectos". Y pienso: ¡ufff! una historia de mujeres contada por un hombre, un melodrama lleno de personajes femeninos. Decido darle una oportunidad y, ¡bendita la hora en que decidí leerlo!. El libro me ha encantado, de lo mejorcito que he leído últimamente.
Os cuento un poco de que va: Rosamond, una anciana septuagenaria, ha muerto. Su herencia irá a manos de una sobrina, pues Rosamond nunca se casó ni tuvo hijos. Pero antes de morir, Rosamond tiene que hacer una última cosa: tiene que contar un secreto que ha ocultado durante mucho tiempo. Después de su muerte, deja una caja llena de cintas de casette que ha grabado dirigidas a una misteriosa joven ciega, llamada Imogen. Rosamond ha escogido 20 fotografías de su álbum familiar y va narrando lo que le evocan esas imágenes.
¿Por qué me ha gustado tanto este libro? La novela está muy bien escrita. La prosa es de una limpieza y finura impecable (no confundir con sensiblería). La estructura de la novela es original: cada capítulo comienza con la descripción de una fotografía y a continuación, los recuerdos de Rosamond. Cada fotografía evoca una época distinta, a modo de crónica social. En la historia nada es superfluo: nada sobra y nada falta. No se si el autor tenía la intención de destacar la importancia de las palabras ante la imagen. A mí si me lo parece - las fotografías son sólo una imagen que se ha captado en un momento determinado, pero el verdadero poder evocador está en las palabras, esos recuerdos que explican la imagen -. También, en mi opinión, el destino es muy importante en esta historia - la fatalidad de la que no se puede escapar -.
En definitiva, una novela intimista que rezuma melancolía y añoranza por el tiempo pasado que ya no volverá y, ¿ya lo he dicho antes? muy bien escrita.
Tengo una tarea pendiente: escuchar "Los cantos de Auvernia" de Canteloube, la música que escuchaba Rosamond mientras grababa sus recuerdos.
Hoy me he terminado de leer este libro al que le tenia tantas ganas desde que vi tu reseña, y no sé qué decir. Creo que me ha pillado en frío y me ha dejado un sabor agridulce.
ResponderEliminarMe encanta la descripción de las fotografías. Es un hecho que el autor quiere darle importancia a las palabras frente a las imágenes y lo consigue. No necesitamos ver ninguna de esas veinte imágenes para que tengas una representación más que clara en nuestra mente. Sin embargo, es el final lo que me ha dejado destemplada. Me ha gustado tanto una parte del final que querer cerrarlo todo y tan bien me ha dejado un poco sorprendida.
Releeré el final en otro momento y en otras circunstancias para ver si me inspira algo diferente...
En cualquier caso, una estupenda novela.