martes, 19 de julio de 2011

MINUTO DE SILENCIO. SIEGFRIED LENZ

Christian es un joven pescador de piedras que en verano ayuda a su padre en el mantenimiento de los rompeolas del puerto de la ciudad costera en la que vive y organiza rutas en barco para turistas a las islas cercanas. Es un buen chico, aplicado en sus estudios, con una vida cómoda y tranquila, pero que tendrá que enfrentarse al peor trance de su vida, el homenaje a su profesora de inglés tristemente fallecida, Stella Petersen, una mujer joven, inteligente, comprometida, carismática y vitalista, a la que tanto compañeros como alumnos aprecian por su carácter y su buen hacer. Durante el acto de conmemoración, Christian recordará los momentos que pasó junto a Stella, los viajes en barco a las Isla de los Pájaros, los almuerzos junto a la playa, los bailes, los besos a escondidas, las carreras a nado. Recuerda con admiración y melancolía cada instante de ese verano que pasó junto a su querida profesora. Un amor que tardará en olvidar.

Narrada en varias personas, el protagonista nos relata a nosotros, los lectores, cada anécdota sin poder evitar dirigirse en primera persona a la mujer a la que amó. Con un estilo directo aunque en partes demasiado alegórico y poético para mi gusto, un poco pesada, Siegfried Lenz retrata la inmadurez del primer amor, para Christian todo es idílico y posible en lo referente a Stella pero estoy segura de que ella siempre supo de al irrealidad de su relación. A todas una novela con sabor a sal y arena, a días de verano, la novela ideal para la estación en la que estamos. Una novela cargada de sentimientos y esperanzas, rotas por la muerte prematura. Una historia velada por los recuerdos. El protagonista sólo cuenta con la ventaja de su juventud que estoy segura le ayudará a superarlo.

Su autor ha esperado mucho tiempo para escribir y publicar esta novela. Una novela que después me recordó a otra, Un grito de amor desde el centro del mundo del autor japonés Kyoichi Katayama, pues su estructura es similar, ambas se sirven de recuerdos para crear la trama y en ambas conocemos el resultado final de antemano. He de reconocer que esta otra me atrapó mucho más.

Me gustó el final pese a la tragedia, los cambios en la narración son curiosos, aunque no sé si compensa la lentitud y la flema con la que Lenz consigue aburrir y confundir en algunos pasajes. De cualquier forma podéis probar, sólo os llevará una tarde puesto que es otro de esos libros de tumbona y playa. Creo que al final podremos crear una sección propia.

Patri.

P.D: Qué bien sienta volver!, ya sólo queda ponerme al día.

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